jueves, 10 de julio de 2014

Nació mi Luna



“Los hijos son las anclas que atan a la vida a las madres”
Sófocles, poeta trágico griego

   Mi hijo Eduardo tenía 17 años, y yo envuelta en el día a día del trabajo, su crianza y atención de sus estudios, no reparé en un embarazo.
   Al recibir la noticia me alarmé, pues ya mi hijo era un hombre y no había planificado otro miembro en la familia. La llegada de la “posible hembra” alegró a todos en especial a su hermano.
   Entonces nació mi hija Carla, mi Luna, el 11 de julio de 1989. Una linda niña que hoy celebra sus 26 años. Querida y deseada por todos, vino a ocupar un lugar especial en nuestro hogar y en nuestros corazones.

   Era muy gracioso cuando de días de nacida Eduardo me acompañaba con ella en sus brazos, sentía al paso por las calles, las miradas de las personas censurando la juventud de mi hijo como “posible padre de la bebé”
   Pasé muchas noches de insomnio en los hospitales pues le daban fuertes crisis de asma
de pequeñita, que con el paso del tiempo se ha ido curando. Tuvo una crianza llena de alegrías y de fantasías como todos los niños cubanos. De pequeña, cuando yo quería regañarla o indicarle algo con mis ojos, tal era su distracción, que se me salían de sus órbitas, pero ella no entendía nada.
   Recuerdo con gracia que cuando quería que me despertara en lugar de llamarme me abría los ojos levantándome los párpados con sus manos. Muy inteligente! Sabía que cuando tenía los ojos abiertos estaba despierta.
   En la escuela primaria era la primera que llegaba y la última que se iba, la que ayudaba a la auxiliar de cierre a bajar y quitar del asta la bandera. Yo trabajaba hasta las 5 de la tarde y no tenía quién la recogiera. Cuando llegaba, solo quedaba ella en la escuela.
   Inteligente, risueña y despistada. Ya en la secundaria comenzaban los días de exámenes y habían informado los horarios,  todos se realizarían en la tarde, menos uno que sería por la mañana, ella no reparó en eso y se presentó a realizar su prueba cuando todos ya terminaban, tuvo que hacerla el día de la revalorización.
   Cursó la Escuela de Instructores de Arte becada durante 4 años, recibió una preparación cultural integral que le ha servido en su vida y trabajo profesional. Allí sembró muchas amistades, amor, y también dolor.
   La inclinación por el arte le vino desde muy pequeña, hizo talleres de teatro, modelaje, baile, escribió poemas y participó en concursos literarios y de dibujo. Cuando tuvo que decidir sus estudios superiores llegó a graduarse de Licenciada en Instructora de Arte en la especialidad de Teatro. Hoy se desempeña como tal en la misma escuela que hizo sus estudios primarios.
   Ha realizado un lindo trabajo con sus alumnos contribuyendo a su formación general y a motivarlos por las manifestaciones artísticas.
   Querida siempre por su carisma y buen corazón. Buena hija, hermana, nieta y “tata” de sus dos bellos sobrinos.
   Es muy creativa, muy simpática y alegre, artista, comunicativa, adorable, especial… y siempre dispuesta a tomarse fotos. En su corta vida ha tenido que enfrentar situaciones límites que ha sabido superar.
   Ha sido mi amiga y siempre juntas hemos sabido comunicarnos y salir adelante en nuestros tropiezos. Juntas hemos reído, compartido y sufrido. Hoy me alegro haber tomado aquel día la decisión de parir de nuevo después de 17 años y traer a la vida una bella hija. Estoy feliz y orgullosa de ella. Mi Luna brilla siempre para todos!
¡¡¡¡Felicidades en tus 26 años, mi hija querida!!!!!

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