La
amistad desafía la edad e ignora la distancia. Suaviza
los tiempos difíciles y comparte los
buenos momentos.
Nos da cercanía y comprensión, en este mundo que nos
empuja a separarnos unos de otros.
También nos deja para siempre esos recuerdos de los
momentos compartidos y la sensación de saber la gran
suerte que hemos tenido, de poder decir
de alguien, que es nuestro amigo.
Un día -no importa cuál- de esta querida
Habana, de nuestra amada Cuba, mi hija y yo supimos que una persona muy
especial para nosotras se iría a vivir definitivamente a otro país.
Fue una noticia muy triste y que lamentamos
mucho. No deseábamos perderlo de nuestro entorno. Además creíamos, aún creemos,
que pertenece definitivamente y por siempre a esta tierra, no a otra,
cualquiera que sea.
Su carácter, su formación, su educación, su
risa, su amor, su vida… todo! pertenece a esta tierra, no a otra, cualquiera
que sea.