domingo, 22 de junio de 2014

Eduardo García Lavandero: un hombre de ideales muy firmes



mártir revolucionario Eduardo García Lavandero
   “Si hay que significar algo sobre mi padre hay que empezar diciendo que era un hombre de ideales muy firmes y fiel a sus principios y que eso lo hizo luchar desde que era un niño de apenas 15 años, hasta los 36, y que jamás puso sus propios intereses por encima de su sueño de libertad. Estos aspectos son la base de su profunda y compleja personalidad. Era un optimista consumado y un hombre alegre e imbatible que confiaba en la lealtad y en sus capacidades de lucha”, así me comentó mi querida amiga Luisita, al saber que escribiría en mi blog sobre su padre, el mártir Eduardo García Lavandero.
   Eduardo García Lavandero nació en San Cristóbal, Pinar del Río, el 5 de junio de 1922. Su familia se trasladó a Artemisa, donde cursó sus primeros estudios y matriculó bachillerato, allí fue Presidente de la Asociación de Estudiantes del Instituto de Segunda Enseñanza.
   Desde muy joven tuvo inquietudes revolucionarias siendo un destacado combatiente en la lucha clandestina. Al producirse el golpe del diez de marzo de 1952 dejó el calor de su hogar y se une a José Antonio Echeverría y al Directorio Revolucionario, donde ocuparía cargos de Jefe de Acción y Segundo Secretario.
    Desde el exilio creó las condiciones para traer a Cuba una expedición del Directorio, que desembarcaría por Nuevitas, el 8 de febrero de 1958, para formar un frente de lucha en las montañas del Escambray.
   Constituido el frente guerrillero, Lavandero fue enviado a la capital y designado jefe de acción de la organización. Más adelante fue jefe del Directorio en el llano.
   El 23 de junio de 1958 cuando se dirigía a reunirse con un grupo de combatientes en el edificio sito en las calles Jovellar y Soledad, se encontró con esbirros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) que tenían cercado el lugar.   
   Entabló un tiroteo con la policía y herido y sangrando se evadió cruzando el antiguo Cementerio de Espada logrando esconderse en una tintorería de la calle Vapor.
   Un delator que había visto todo, llevó a los agentes hasta el lugar, estos rodearon la tintorería, no entraron, temían al valor y la entereza de lucha de este hombre, que aún herido seguía combatiendo por sus ideales.
   Causó varias bajas a los agentes. Cuando no pudo seguir disparando porque las balas se le habían acabado salió erguido y fue acribillado a balazos causándole la muerte.
   De esta manera fue vilmente asesinado el 23 de junio de 1958 el mártir y destacado combatiente revolucionario de las luchas clandestinas, previas al triunfo de la Revolución Cubana, Eduardo García Lavandero, a quien recordamos y homenajeamos hoy y siempre.