sábado, 19 de abril de 2014

El tío de Chéjov

   Ya tengo demasiado tiempo sin trabajar… mi querida e imprescindible rodilla derecha está bien enferma.
   Resistí ver pacientemente, con mucha tristeza, como se inauguraban y clausuraban importantes eventos como los Festivales de Teatro de La Habana, el del Nuevo Cine Latinoamericano y la Feria del Libro, y yo seguía enyesada y de reposo, siguiendo las noticias desde mi televisor y otros medios de comunicación.
   Este domingo visité al tío de Chéjov. Sentí una gran emoción cuando me senté en la “enorme” salita de la “inmensa” casa de mis vecinos de Argos Teatro, que está justamente ubicada en el patio de mi casa.
   La emoción y la euforia iban creciendo, aun cuando no comenzaba el espectáculo y me sentía rodeada de aquellas caras que casi siempre me acompañan en estos lugares y que nunca reparan en mí, aunque siempre intercambiamos un respetuoso saludo.
   Delante de mi asiento y al lado de mi querida hija Carla, Antón Arrufat, Premio Nacional de Literatura, más allá Juan Carlos Cremata, director de teatro y de cine, Liuba María Hevia, la sensible y extraordinaria cantante y compositora que justo estaba a mi lado y el crítico y dramaturgo Norge Espinosa.
   Lista las luces, horario exacto, sala llena y una voz, que aunque es la de siempre no deja
de sorprendernos inmersos en el silencio y la atención, dándonos la bienvenida y recordándonos que debemos apagar los celulares y que no se permite grabar ni tomar fotos durante la puesta en escena. Va a comenzar la función!
   Antón Chéjov (1860-1904), dramaturgo y autor de relatos rusos, considerado una de las figuras más destacadas de la literatura y el teatro de su época que tiene entre sus obras más significativas a El tío Vania (1899) y que ahora tendría la oportunidad de disfrutar en versión y dirección de Carlos Celdrán y el grupo Argos Teatro.
   Celdrán nos traslada por momentos al tío de Chéjov, pero vemos reflejado en la piel y la actuación magistralmente interpretada por José Luis Hidalgo, al tío Vania de Celdrán. Lleva en su actuación y su representación física tanto de Chéjov…! Luego lo oímos diálogo tras diálogo y entonces nos damos cuenta que estamos en presencia del tío Iván cubano.
   Un elenco de excelencia con cada una de las interpretaciones tan grandes que se salían de la sala y hacían retumbar las paredes.
   Yailín Coppola, demostrada actriz en Sonia, Yuliet Cruz, admirada como siempre en Elena. Un Héctor Noas con su perfección y prestancia acostumbradas en Mijail. En Alexander el siempre sorprendente Waldo Franco y la María y la Marina con las experimentadas y aplaudidas Verónica Díaz y Nora Hanze.
   El tío Vania logra y supera estructural y emocionalmente la propuesta de, según la nota al programa, “ver y observar al cubano que somos desde el costado más complejo, menos tenido en cuenta, menos aceptado. Un hombre que desaparece tras el ruido y la sobrevivencia cotidianas que den testimonios del presente, que como todos, resulta incomprensibles”.
   Igual que Chéjov, Celdrán refleja el fracaso espiritual de los personajes en una sociedad donde sobreviven sueños y deseos, en una sociedad donde se va perdiendo comunicación y donde a veces se dejan de decir cosas más importantes que las ideas y los sentimientos.
   Disfrutamos como todos, después de tanto tiempo, de la puesta en escena en su versión y actuaciones de Carlos Celdrán y su grupo Argos Teatro, en su morada sita en 20 de Mayo y Ayestarán.
   El tío Vania espera por tu visita.