Un día de
insoportable calor, como todos los de este verano cubano, acompañaba a mis
nietos a la actividad-clausura de un taller que recibieron en las vacaciones.
Después de
dejarlos en el recinto donde disfrutarían de la fiesta y en espera de la hora en que debíamos recogerlos, nos fuimos a caminar por La Habana Vieja.
Dos cuadras
rectas, otras dos a la derecha, una a la izquierda, bordeando lomas de escombros,
saltando huecos y basura llegamos a un lugar que por estar rodeado de calles y asfalto
destruidos, no deja de atraer.
En el mismo
centro del Casco Histórico en la Calle
Muralla, esquina Habana encontramos el Café Oasis Nelva.
Impresiona
en cuanto llegas a la misma entrada y descubres las lámparas, escaleras, baño, macetas
y soportes de las plantas ornamentales confeccionadas con desechos que se
reciclan y aprovechan todo.
Una
decoración totalmente artesanal, con la belleza artística que una mente
creadora es capaz de lograr.
Mientras te
adentras te vas encontrando una belleza natural y ecológica junto a una gran
paz que te envuelve.
En la planta
baja la tienda de las plantas ornamentales, que ya tiene dos años de inaugurada, vende
además de las plantas tiestos hechos de cortezas de coco, de maderas recuperadas de
los encofrados y vasijas fundidas con material de paredes derrumbadas. También
biofertilizantes, humus de lombriz y todo lo que sea producción agroecológica.
Reciclan incluso el agua de los aires acondicionados del lugar para el riego de las plantas.
El bar en la planta alta |
Solo hace
dos meses, para bien de los visitantes del lugar abrió en la planta alta un bar
con ofertas de café e infusiones, ensaladas de frutas y vegetales, entrepanes,
jugos naturales, refrescos, cervezas, limonadas y la tentadora y rica especialidad,
los ricos crepes salados y dulces.
Paredes con
pinturas de naturaleza, plantas, cuadros alegóricos al medio ambiente y muebles
y decoración en general con el mismo estilo y objetivo de la casa. Un proyecto
medio ambientalista realizado con gusto y calidad de primera. Disfrutamos de los
muebles confeccionados con parles barnizados y tablas. Un baño “sui géneris”
donde la jabonera, el marco del espejo y el propio porta papel sanitario son
pedazos de maderas recuperadas de derrumbes.
Espejo del baño enmarcado con madera reciclada |
Merece una atención aparte la calidad del producto a degustar, diferentes tipos de
cafés, limonada refrescante, gusto y buen trato.
Decidí
probar una crepe, no conocía el plato… El pedido a la joven que nos atendió fue:
una crepe de chocolate y frutas naturales. Exquisito plato, bella decoración y
variedad de frutas. Chocolate, pasas, mango, piña, manzana, plátano, fruta
bomba, guayaba, que variedad!
Pero… y qué
son las crepes?
Se denomina crepe, crepa o crep (del francés
crêpe, y éste a su vez del latín
crispus, ‘crespo’) a la receta europea de
origen bretón, hecha fundamentalmente de harina de
trigo, con la que se elabora una masa en forma de disco. Se sirve habitualmente como base de un
plato o postre aplicándole todo tipo de ingredientes dulces o salados.
Los ingredientes
comunes de esta masa cocida son: harina, huevos, leche, mantequilla
y azúcar.
Generalmente hay dos tipos: crepes dulces y crepes salados. Se obtiene por la
cocción de la pasta extendida en forma de disco y cocinada por sus dos caras,
en una sartén o en algo más específico como una crepera (un aparato específico para
obtenerlas de forma más cómoda).
Las crepes son
originarias de la región de Bretaña, al oeste de Francia,
actualmente es un plato consumido a diario en todo el país. Según estudios
realizados, el origen de este plato se halla en la época del Imperio Romano, y
las naciones que surgieron en sus antiguas provincias eventualmente continuaron
preparándolo a través de los siglos. En la mayoría de las regiones alemanas
es pfannkuchen y en neerlandés pannenkoeken (que proviene de
unir las palabras ‘sartén’ y ‘torta’). En España
se suelen acompañar con nata montada, mermelada,
azúcar,
chocolate
o embutido,
jamones y quesos, como desayuno o merienda en cafeterías y restaurantes.
En mi paseo y
visita a este maravilloso sitio conocí por Carmen Monteagudo la propia dueña del
lugar que pudimos contactar, su amor por la naturaleza y la preservación del
medio ambiente. También pudimos constatar “in situ” su buen gusto y el
conocimiento del tema. Con mucha paciencia y dedicación también nos explicó en
qué consistían las crepes y que allí hacían la masa con una crepera… y sobre
todo su objetivo y afán de inculcar la cultura alimentaria de este sabroso
plato.
Ambiente ecológico,
tranquilidad, música adecuada, libros y folletos de consulta, lugar ideal de
reunión con amigos, de trabajo, de estudio, de meditación… y de un color bien
verde esperanza.
Si reúnes
alguno de estos objetivos llégate justo al corazón de La Habana Vieja con sus calles
rotas, empolvadas, contaminadas y feas a disfrutar de un espacio claramente
natural, donde se respira aire puro, se escucha buena música, se observa
belleza, se degusta con sabor y se acaricia la esperanza y la paz.
Te invito a
visitar un refugio fresco y natural. Oasis Nelva te espera!.
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