grupo teatral cubano El Público |
Sabía que llevaba mucho tiempo en escena, y
como nunca quiero escuchar opiniones ni leer críticas antes de enfrentarme yo
misma para tener mis propias opiniones, llegué el domingo un poco antes de las
cinco, totalmente desarmada de cualquier influencia.
Antigonón…, actuada magistralmente por dos
jóvenes actrices en lo que constituyó su tesis de grado del ISA, Giselda Calero
y Deysi Forcades, los dos muchachos Luis Manuel
Álvarez y Abel Berenguer, así
como Linnet Hernández la mulata, representando a Mariana Grajales, con un texto
fuerte y emotivo, digno de una Mariana de ayer, de hoy y de siempre.
Desde el mito griego de la Antígona de
Sófocles, condenada a ser enterrada viva por dar sepultura al cuerpo de su
hermano, vemos en esta puesta las Antígonas cubanas, jóvenes que enfrentan y
“entierran” también problemas de una sociedad llena de conflictos y pérdida de
valores, vulgar y envuelta en soluciones no fáciles de encontrar.
Antes de comenzar se aprecia una
escenografía llena de imágenes de batallas, luchas, héroes e historia.
Películas con la historia de las guerras de independencia. Símbolos de héroes
como Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro, la Antígona que escolta
el cadáver de su general y se suicida.
Ya comienza la función con las actrices y
actores completamente desnudos, transparentes, silenciosos. Versos de Martí en
su discurso, y un vestuario espectacular.
La Patria, nuestra Patria, Cuba, está
presente en toda la obra con provocadores monólogos llenos de una carga de lo
que es y lo que debe ser. De los jóvenes de nuestros tiempos. De los fríos
mármoles que acogen a los héroes de carne y hueso, a los que lucharon por
nuestra independencia.
En los monólogos y actuaciones está siempre
presente nuestra cruda realidad, la convivencia con nuestros problemas, que a
veces los jóvenes no entienden muy bien, pero que duele, que sabemos que
tenemos que hacer y que están ahí.
La obra tiene muchas caras, la anciana, la
que le gusta el reguettón, delincuentes, la diversidad de género, gay, la
desnudez de opiniones, gestos y actuaciones.
Esta obra nos lleva de la mano todos los
problemas de la sociedad y el vivir día a día. Es
marginal, con gestos y
discursos vulgares que inconscientemente como puros cubanos te llevan a la
risa, sabiendo que está fuerte y que es una cruda realidad.
Antígona cubana, real, diaria, que no
obstante las vicisitudes, desprende sacrifico, amor e historia junto a la
familia, nuestros héroes y nuestra Patria.
Termina la obra y risa, emoción y lágrimas
se me unen en una misma cosa. Finaliza y quedo confusa, con muchos diálogos que
rápidamente pasan y se aglomeran en mi mente, y una realidad envuelta en una
emergente atención a los urgentes problemas. Aplausos, muchos aplausos, dignos
aplausos se han merecido todo el equipo de actrices, actores, directores,
vestuaristas, escenógrafos y técnicos.
Me queda volver a visitar a Antigonón, me
queda, en una próxima visión, poder hacer una mejor lectura de diálogos y
discurso.
Los
invito a que lo visiten y lleguen allí con mucha fuerza revolucionaria y
juvenil, imbuidos en una desnudez artística y épica, de lucha, comprensión y
solución a nuestras necesidades actuales.
Antigonón, un contingente épico cubano.
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