cantautor cubano José Antonio Méndez |
Su primera canción la dio a conocer siendo
estudiante. Se presentó en la Corte
suprema del Arte, donde ganó el primer premio.
Entre 1946 y 1947 ya había escrito dos de sus
canciones más populares, “Novia mía” y “La gloria eres tú”. Integró el trío
Xochimilco, y el grupo Loquibambia, actuando en la Emisora de radio Mil Diez. Presidió la editorial Musicabana. Viajó a México donde actuó y fue reconocido
por varios años.
Siendo muy joven José A. Méndez llegó de la
mano de Ñico Rojas a las reuniones en casa del trovador Tirso Díaz y de sus hijos
Angelito y Tirso, en el Callejón de Hammel, enclavado en el barrio habanero de
Cayo Hueso, lugar emblemático de la música popular cubana.
El filin fue una de las modalidades que
adquirió el bolero: los textos se enriquecieron, la melodía y la armonía
alcanzaron nuevas posibilidades de expresión en compositores como César
Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Ñico Rojas, Marta Valdés, Rosendo Ruiz
Quevedo, Jorge Mazón y otros.
Méndez fue uno de los fundadores y
reconocidos en el movimiento filing de la música popular cubana y sobre este
expresó: ...”filin quiere decir sentimiento, pero para nosotros más bien era
también algo de la época nuestra, del tiempo que vivíamos. No era sutileza,
sino decir algo. Uno podía tener la voz ronca, pero si enviaba un mensaje o
decía algo ya tenía filin…”
De inmediato el término feeling o filin,
porque lo españolizamos, pasó a denominar todo lo
establecida, una novenilla, una séptima, se decía: “Ah, esa cosa tiene filin”. Y es que nosotros buscábamos la espontaneidad, romper la monotonía. Para nosotros filin era tener algo propio, un sello, una onda del tiempo y del gusto, del buen gusto de la época”.
En 1967 fue elegido presidente de la
Sociedad Cubana de Autores Musicales (SCAM).
Representó a Cuba por países de América
Latina y Europa. Actuó junto al Conjunto musical Son 14 que dirigía Adalberto
Álvarez. Se presentó en radio y televisión. También se presentó en el Club Gato
Tuerto, en el Pico Blanco del Hotel Saint John’s, y en los Jardines de la
UNEAC.
Fue reconocido mundialmente como compositor
e intérprete. Sus canciones se recuerdan con un gran contenido de armonía y
melodía.
Caracterizan sus canciones, la fluidez y la
coherencia del texto. Escribió sin vulgaridades y con sencillez. Sus
composiciones han sido recordadas por varias generaciones como símbolo de la
buena música cubana.
Basta recordar algunos títulos como son: Por
mi ceguedad, Soy tan feliz, Novia mía, La gloria eres tú, Ese sentimiento que
se llama amor, Me faltabas tú, Si me comprendieras, Cemento, ladrillo y arena…
entre otras más.
Aunque su voz era ronca cuando hablaba,
cuando cantaba su timbre era claro y afinado. Se hacía acompañar de su guitarra con un bello sonido musical.
Fue un hombre sencillo, callado, noble y
auténtico. En homenaje a su gran aporte a la música cubana la Casa de la
Cultura de Arroyo Naranjo lleva su nombre.
Cuando se hable de cultura cubana o de buena
música habrá que mencionar y recordar por siempre a José Antonio Méndez, El
Ronco de Oro, o el Rey del filing.
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