“Santiago Álvarez fue
una joya para nosotros. Cuando empezamos (en el ICAIC) no sabía de cine, pero
tenía una pasión enloquecida por el cine. Y lo más interesante para mí de su personalidad
cinematográfica fue que no respetó ninguna regla y su desenfado permitió la
ruptura de los moldes. ¿Y qué es ser revolucionario sino romper los moldes?”
Alfredo Guevara
Siempre amé el cine, aún lo
amo. Desde muy joven asistía a estas instalaciones para disfrutar de los
estrenos en la capital, y recuerdo siempre con mucha nostalgia los documentales
y noticieros que proyectaban cada semana junto a la película que se inauguraba.
Guardo en mi memoria
aquellos momentos en que todo el público presente en las salas de los cines se
ponían de pie, aplaudía y gritaba de apoyo al mensaje y a la manera de contar
la noticia en cada noticiero y documental exhibidos. Lo he añorado en las
ediciones del Festival de Cine Latinoamericano y en los estrenos
cinematográficos.
Artífice de estas grandes
joyas fue el cineasta, Santiago Álvarez y que, modestamente, quiero homenajear
en el centenario de su natalicio.
Maestro del cine cubano y
figura destacada a nivel internacional, nació el 8 de marzo de 1919 en La Habana
y murió El 20 de mayo de 1998, a los 59 años de edad. A los catorce intentó
aprender el oficio de cajista y de linotipista en una imprenta. A los
diecinueve marchó a Estados Unidos y según él mismo dijo: "fui minero, fregador de platos, corrector de pruebas, pulidor de
metales y por último –antes de que intentaran reclutarme para el ejército
norteamericano, vendedor de ropa interior de mujeres. Y regresé a Cuba en
1941."
Cuando triunfa la Revolución
y se crea el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC),
Santiago tenía 40 años de edad, y sin saber nada de cine funda y dirige por más
de 20 años el Noticiero ICAIC Latinoamericano, informativo fílmico semanal
creado en 1960 con el objetivo de mostrar al mundo la verdad de Cuba y América
Latina, y considerado por la UNESCO Memoria de la Humanidad.
Se destacó en su función por
la presencia activa del periodismo, reflejando importantes sucesos históricos,
y el uso del montaje y de la banda sonora como parte sólida de la trama.
Ejemplo de periodismo cabal,
comprometido con su tiempo y con su público, responsable e incisivo, crítico y
solidario.
El Noticiero ICAIC
Latinoamericano contaba cada año con centenar de salidas al aire, con capítulos
distintos de las memorias y andar cotidiano del país. Convirtiéndose en grandes
reportajes o principios de documentales. Fue la forja de graduación para la
mayor parte de los cineastas cubanos, quienes nos legaron importantes obras de
ese género antes de incursionar en la ficción y que son hoy talentosos
directores de cine como Fernando Pérez, Daniel Díaz Torres, Rolando Díaz,
Manuel Octavio Gómez, Humberto Solás, Orlando Rojas, Octavio Cortázar, Pastor
Vega, Manuel Herrera, Enrique Pineda Barnet y José Padrón, entre otros.
Los dos primeros documentales de su
filmografía fueron codirigidos: Escambray (1961), junto a Jorge Fraga, y
Muerte al invasor (1961), con Tomás Gutiérrez Alea.
Él mismo queda sorprendido
cuando comienza a hacer cine y realiza su primer noticiero dedicado a Benny
Moré cuando muere. Según expresó en aquel momento: “Ahí veo por primera vez el traslado de mis sentimientos al cine. Veo
el lenguaje del cine sirviendo para expresarme. Veo mi emotividad
reflejada."
Ya en 1963 con su documental
Ciclón (1963), demostró su gran sensibilidad humana. Esta obra recibió
una docena de premios internacionales colocando al cine cubano en el pedestal
mundial.
Siempre defendió la
importancia del periodismo en el cine para poder enriquecer el documental con el
conocimiento de la noticia veraz de cada suceso.
Recibió más de 80 primeros
premios en festivales internacionales y concursos nacionales. Dirigió más de
700 películas y supervisó la producción de cerca de 1 500 noticieros
cinematográficos semanales.
Fue nombrado miembro de la
Academia de Artes de la República Democrática Alemana y maestro perenne de la
Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños. Fue asesor del
Ministro de Cultura, Presidente de la Federación Nacional de Cine - Clubes y
hasta 1986, fue miembro de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Obtuvo los
títulos de: Gran Brujo de los Andes y Cronista del Tercer Mundo.
Obtuvo incontables premios y
reconocimientos nacionales e internacionales tanto personales como a su
destacada obra. Por solo citar algunos obtuvo la Orden Félix Varela, la más alta
distinción cultural cubana, Orden Félix Elmuza, la más alta distinción de la
Unión de Periodistas de Cuba, Premio Coral Especial al conjunto de su obra en
el X Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, Paloma de Oro al
conjunto de su obra en el Festival de documentales de Leipzig, Premio Nacional
de Periodismo José Martí, conferido por la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
También su obra fue multipremiada y como ejemplo figuran Muerte al invasor, Ciclón, Now, Cerro Pelado,
Hanoi, martes 13, L.B.J, 79 Primaveras, Despegue a las 18:00, El sueño del
pongo, Cómo, por qué y para qué se asesina un general, La estampida, Los cuatro
puentes, Morir por la Patria es vivir, Abril de Viet Nam en el Año del Gato, Nova
Sinfonía, ¿Perdedores?, Noticiero ICAIC Latinoamericano, Concierto Mayor, La
Isla de la Música, Para bailar, La Habana, Que suene la Timba.
En su honor se
celebra anualmente, en la ciudad de Santiago de Cuba, el Festival Internacional
de Documentales Santiago Álvarez in Memoriam.
El
documental Now!,
realizado en 1965 es considerado por los estudiosos del tema como el antecesor
del video clip actual. Su idea surge a partir de una experiencia personal
cuando el autor iba en un ómnibus de la Greyhound,
en su recorrido de Miami a New York e intentó darle su asiento a una negra con un niño en los brazos, y por su
humano gesto fue ofendido por los pasajeros blancos. Además de una obra de arte, Now! es una denuncia y un acto de
protesta contra la discriminación y el racismo que aún perdura en Estados
Unidos.
Y
actuaba en consecuencia con su manera de pensar cuando dijo: “El cine no es solo cuestión de estilos, o
formas expresivas, es también un problema ideológico. Sin una consecuente toma
de posición frente a estos problemas no habrá jamás una verdadera obra
revolucionaria y puesta al servicio de las causas más progresistas de la
humanidad”.
El
documental histórico Mi hermano Fidel,
realizado en 1977 narra el encuentro entre Fidel Castro y Salustiano Leyva,
quien a los 11 años había tenido un excepcional encuentro con José Martí en la
breve visita que éste hiciera a su casa, hacía más de 82 años, el día en que el
héroe cubano desembarcara para liberar a Cuba del yugo español en Playita de
Cajobabo, el 11 de abril de 1895. Fidel
y el viejo Salustiano conversan de aquel encuentro y Salustiano hace referencia
permanentemente a la continuidad de Martí en la persona de Fidel, pero por su
mala visión, no sabe por quién está siendo entrevistado. Es al final de la
charla que Fidel recién se hace conocer al centenario anciano y dispone que le
hagan unos espejuelos para que pueda ver.
Este
documental tiene una inmensa carga emocional desde sus inicios de filmación, ya
que se realizó por azar en el último día de rodaje de “La Guerra Necesaria” y
sin que el anciano pudiera saber, por su falta de visión, con quién estaba
conversando.
Rememorando al gran cineasta
encontramos algunas opiniones de amigos y prestigiosos profesionales del
séptimo arte:
“Aún no hay nadie que sea más
contemporáneo que Santiago Álvarez, él fue un genio del cine documental y es un
referente universal”.
Clarisse Mantuano, cineasta brasileña.
“… ante todo él fue un humanista, y en
ese humanismo radicó el espíritu de su obra” Daniel Diez, periodista y amigo.
“Para mí Santiago era el hombre
símbolo de aquellos noticieros que veía en el cine, muchas veces con humor
tiraba la realidad a mi cara. A veces fui sólo a la sala oscura por ver
el noticiero”. Fernando
Pérez, cineasta.
“Santiago Álvarez es uno de los
cineastas cubanos que en mi opinión ha influido más en las generaciones
posteriores a la fundacional del ICAIC. Sus documentales son profundas
reflexiones sobre la realidad de la compleja vida en Revolución, así como mismo
escudriñó en la realidad internacional. Nos legó obras de altísimo compromiso
revolucionario y humano, demostrando su carácter militante y a la vez creativo,
como expresión genuina de un artista verdadero y comprometido con su tiempo”. Waldo Ramírez de la Ribera, cineasta.
“Santiago es el precursor de un tipo
de periodismo cinematográfico que hoy con todas las técnicas digitales y los
avances parece muy fácil; aun así, muchas veces denota la falta de imaginación
y de enjundia periodística que desplegaba él a raudales, y que impregnó en su
eficaz equipo de colaboradores”.
Frank Padrón, crítico.
En los noticieros y
documentales que tanto aplaudí cada semana en los cines, vi reflejado su amor a
la verdad y la justicia, su humildad, sensibilidad humana, creatividad y capacidad transformadora.
Logró transmitir al mundo
sus mensajes de amor y paz.
Llegó al universo con la historia bien contada y desde una mirada que revolucionó todas las normas.
Llegó al universo con la historia bien contada y desde una mirada que revolucionó todas las normas.
Fue capaz de evolucionar y
convertir el género documental en una verdadera enseñanza para sus sucesores.
Más que una noticia fría y rutinaria, le
impregnó, al conjunto de su obra, movimiento, sentimiento, testimonio, veracidad,
emociones, amor y perpetuidad.
Sería muy provechoso y
educativo para todos, especialmente para la nueva generación, incluir en las
salas cinematográficas los documentales y el Noticiero Latinoamericano del
cineasta Santiago Álvarez, obras que merecen la difusión, el respeto y los aplausos eternos.
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