martes, 29 de enero de 2019

Erdwin, el Trompoloco de la familia cubana



“Quienes hacemos humor tenemos en este momento cosas más importantes que rescatar: los valores eternos y universales del hombre, que casi los hemos perdido, la caballerosidad, la generosidad, la cortesía, el respeto, la honradez son valores humanos que han sobrevivido a todos los cataclismos del mundo y que tenemos que rescatar”. –Erdwin Fernández

·         Definición de payaso: es un tipo de artista que busca divertir al público con ciertas rutinas humorísticas y a través de su maquillaje y vestuario de características poco habituales.
Ahora muchos se visten de payasos, y lo peor, es que creen serlo. No todos logran amenizar y divertir a chicos y adultos en un cumpleaños, y es que muchas veces, los espectáculos no son idóneos para los pequeños y no enseñan ni difunden el mensaje necesario.
Ser payaso, es algo más. Y es que debe tener carisma y características de un niño. Su gracia, su alegría, su dulzura y ternura, su cariño y sus travesuras.
Cuando veo uno de ellos, es imposible no recordarlo. Fui su eterna admiradora. Adoraba a ese payaso con pasión, lo sigo amando en el recuerdo. Era tanto lo que transmitía, que podías pasar fácilmente de la alegría a la tristeza. No dejaba de ver el espacio de la pequeña pantalla que dedicaba a los más pequeños de las casas, y es que lograba ensimismarte con aquella admirable actuación, capaz de llevarte, como un protagonista más, por las historias que contaba, y sentirlo como un amigo con tus mismas emociones y la de todos los que lo disfrutábamos. 

Erdwin Juventino  Fernández Sánchez, nació en Camagüey el 29 de enero de 1928 y falleció en La Habana el 23 de octubre de 1997. Actor de la televisión, la radio, el cine, el teatro y el circo.
Este 29 de enero de 2019, distingo a este espacio para homenajearlo en sus 91 años de nacimiento.
Desde que estudiaba en el bachillerato comenzó a trabajar en algunas obras de teatro dirigidas por Luis Martínez Casado, y ya, en la enseñanza superior se incorpora al grupo de Teatro Universitario. Participó en tareas culturales del Ministerio de Educación como director artístico y en un grupo de titiriteros que realizaba funciones al aire libre. A finales de la década del 70 forma parte del grupo Teatro Estudio que dirigía Raquel Revuelta y en el que estuvo actuando bajo la dirección de Héctor Quintero.

Con actores de Alegrías de Sobremesa
La Tremenda Corte
Sus actuaciones radiales son recordadas en el programa de “La tremenda corte” (1942). Formó parte del elenco del popular  “Alegrías de Sobremesa” donde encarnó varios papeles que siempre recordamos como es el del niño Adolfito, que con su sobrada técnica lograba una voz infantil, o el del anciano jocoso Gervasio  
                                               Escobar y Campanario.

Las Aventuras de Juan Quin Quin
  En el cine logró una representación notable en la película de Julio García Espinosa,  “Las Aventuras de Juan Quin Quín”  junto a Julito Martínez. También su voz figuró en el popular dibujo animado de Juan Padrón, “Elpidio Valdés contra dólar y cañón” haciendo el doblaje del personaje de “Oliverio”.
En la década de los 50 le da vida a la figura del payaso en la televisión, el que le va a otorgar una grandísima popularidad y un sitio destacado en la cultura por su humanismo, ternura, amor y enseñanza. Por primera vez aparece en una transmisión infantil televisiva con el nombre de Chiquilín,  y poco a poco fue convirtiéndose en el inmortal Trompoloco.
Pasaron varios años para que obtuviera gran aceptación por todos, especialmente por los niños. Fue capaz, con su adaptación en la pequeña pantalla, de ganarse la acogida en todos los hogares, y el aplauso a su maravillosa capacidad de escribir e improvisar sus textos haciendo de Trompoloco, un clown diferente, genuino, adorable.
A diferencia de otros, en que la verdadera identidad del artista queda
oculta tras el disfraz, Erdwin lo representaba en su propia piel, en su cuerpo y alma, entregando su buena voluntad, disciplina, profesionalismo y valores humanos que siempre lo caracterizaron.


Dirigió, escribió y actuó en numerosas emisiones infantiles de la televisión cubana. En 1962, fue el creador y el director del gustado programa infantil “Amigo y sus amiguitos”  y que junto a Nilda Collado, su esposa, y Consuelito Vidal ponían las voces e interpretaban canciones. En “Yerma”, de Federico García Lorca, en el espacio de Teatro ICR donde promovían obras de la literatura universal adaptadas a la pantalla chica.

Así mismo interpretó a humorísticos como el de Paco, un anciano ferroviario jubilado que lo convirtió en Presidente de Honor del Comité de Jubilados y Pensionados de la División de Occidente de Ferrocarriles de Cuba. Además, recibió un carné banda roja que lo acreditaba como funcionario de alta jerarquía del sector y las Columnas de plata, distinción que se entregaba a los ferroviarios con más de 25 años de trabajo.
En los años 80, junto al Circo Nacional de Cuba hizo una gira por varios países de América Latina para aprender cómo era la vida de los artistas circenses. A su regreso, y la experiencia acumulada en este recorrido, escribió el libro “Cuentos de payasos”, dirigido principalmente a los infantes.   Más adelante vieron la luz otros títulos como “La carpa azul” y “Las dos botellas”. 

Trompoloco, interpretado magistralmente por Erdwin Fernández logró transmitir conmoción y ternura a través de sus canciones. De  “La muñeca fea” expresó: “esa canción me daba la oportunidad de plantearles a los niños lo complejo que es la belleza, para concluir que lo bello es lo que realmente nos hace feliz y que uno debe olvidarse de los cánones establecidos”. También la pieza “Di por qué”, que se convirtió en un himno infantil en nuestro país. Ese diálogo musical con la abuela emocionaba a todos.
Esas composiciones decían mucho del histrionismo y la belleza artística de Erdwin.  Creía que la labor de los payasos no es exclusivamente para hacer reír, para él, además, servía para estimular el pensamiento y la reflexión y así poder recuperar los valores del hombre, como la humildad, el altruismo, la generosidad, la cortesía, el respeto y la honradez.  
El Concurso Nacional de Payasos Erdwin Fernández in memoriam, organizado por el Círculo de Payasos de Cuba, el Circo Nacional y el Consejo Nacional de las Artes Escénicas nació como festival en el 2008 en Cienfuegos. Desde el 2010 se estableció como concurso con el objetivo de conocer los nuevos payasos y el desarrollo de esta expresión artística en el país, y asimismo rendirle homenaje al gran maestro del circo en Cuba.

La Carpa Trompoloco, orgullo del arte circense cubano, fue fundada en el 2005 y tiene capacidad para 2 000 personas. Su nombre perpetúa a Erdwin Fernández  y su Trompoloco, sede oficial del Circo Nacional de Cuba y del Festival Internacional de Circo "CIRCUBA”.  
En este lugar se presentan espectáculos y conciertos artísticos de variados formatos y ha sido visitada por prestigiosas personalidades como la vedette Rosita Fornés, Andrés Atayde dueño del circo homónimo mexicano, Anna Gasser directora del Silver Circus australiano, Yves Sheriff, director de casting del Cirque du Soleil en Canadá, entre otros.
Se reinauguró en el 2015 luego de una reparación capital y se le incorporó, por primera vez en la historia, un sistema de climatización para un mejor confort.

Manifestaciones de algunos amigos de Erdwin:
“…el gran mérito de Erdwin fue sacar al payaso del circo y llevarlo al teatro y la televisión”. -Juan Vilar
“...cuántos años hace que Erdwin Fernández ya no está con nosotros y todavía cuando vamos a hablar de Erdwin Fernández, decimos Trompoloco”. - Enrique Molina
"Animar, recitar, cantar, conversar, dramatizar con aquel payaso simpático, gran creación de Erdwin. Todo una gran escuela". - Carmen Solar
“Trabajé con Erdwin Fernández que para mí fue el mejor director de radio que he tenido. Con Erdwin aprendí muchísimo.” - Fela Jar

Algunas expresiones del propio Erdwin:
“a la hora de decidir ante la rigidez de las ciencias exactas, escogí lo más inexacto y me quedé con el Teatro Universitario. Sería actor”.
“En nuestra profesión nunca se llega, siempre hay que estar indagando, buscando, estudiando.”
"Las veces que voy a actuar para hacer el personaje no sé cómo lo voy a interpretar hasta que me maquillo, me pongo la nariz y los zapatones, brota la voz, emergen las palabras y me transformo en Trompoloco. Es un encantamiento".
"Cuando quería discutir cuestiones estéticas con los niños, las discutía; cuando quería hablar sobre el comportamiento humano, de los valores con los niños, lo hacía, solo dependía de la inquietud que tuviera en ese momento. Trompoloco soy yo". 
 “…no pierdan la niñez. Es el momento más hermoso en la vida del hombre, es lo que se recuerda para toda la vida”.
 
Enseñó a varias generaciones a pensar; mientras nos cantaba una canción o narraba un cuento a través de la pantalla televisiva. Nos concedió amor y sabiduría. Y así crecimos, amándolo.
No sólo fue un magnífico actor, fue también un extraordinario ser humano, dos aspectos de su naturaleza que no podía apartar la una de la otra; y que siempre se vieron reflejadas en su respeto, solidaridad, tenacidad y entrega de valores humanos ante cada función y ante cada niño, a los que dedicó casi toda su vida y que tanto reverenció y admiró.
Logró con su magistral desempeño, inmortalizarlo. Y es que Trompoloco, siempre eterno, es el payaso de todos.

sábado, 19 de enero de 2019

En La Habana, una catedral teje su historia



Su fachada… “música convertida en piedra”
-       Alejo Carpentier

 Impresiona su majestuosidad. Estremece su historia. Atrapa su exquisita belleza arquitectónica.
La Catedral de San Cristóbal de La Habana es uno de los lugares más concurrido y más famoso de la capital. Un sitio de ineludible visita.
Iglesia católica bajo la advocación de la Virgen María de la Inmaculada Concepción y es la Catedral de la Arquidiócesis de La Habana. Se encuentra ubicada en La Habana Vieja, en el Centro Histórico de la Ciudad.
La construcción del templo se realizó entre 1748 y 1777 por los padres jesuitas los que instalaron un colegio de misioneros de los Hijos de San Ignacio, que se terminó en 1767.
En 1777 se inaugura el santuario, el que se dedicó desde su inicio a la Virgen María de la Concepción Inmaculada, cuya imagen es visible en el Altar Mayor.
Transcurrió más de una década para que comenzara el proceso de convertir el antiguo oratorio en Catedral de La Habana, lo que ocurrió en 1789.
Con el obispado de Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa, se realizaron reformas significativas que incluyó la eliminación de adornos, estatuas y altares por considerarlos de mal gusto, y fueron sustituidos por cuadros de óleo que en su mayoría eran copias de originales. Se reemplazó el piso de piedras por uno de mármol blanco y negro, el que mantiene actualmente. 
Entre 1946 y 1949 también se renovaron sus techos por uno de piedra con forma de bóveda, gracias a eso tuvo más iluminación, ventilación, seguridad y belleza. En etapas posteriores también fue objeto de otras modificaciones en su interior.
Su arquitectura de estilo barroco, es considerada de la corriente toscana, por sus dos torres campanarios laterales. Su templo forma un rectángulo de 34 metros de ancho por 36 de largo. Posee tres naves y ocho capillas contiguas, divididas por gruesos pilares. 
Las esculturas y la orfebrería del altar y del altar mayor estuvieron a cargo del italiano Bianchini, y se realizaron en Roma en 1820 bajo la dirección del  afamado escultor español Antonio Solá.  Tras el altar se puede observar tres frescos originales del pintor italiano Perovani. Y las pinturas interiores las realizó el pintor francés Jean-Baptiste Vermay.
Una de las capillas, la de Nuestra Señora de Loreto, tiene una entrada independiente. Su cúpula, que está por debajo de las torres laterales, se aprecia desde los edificios aledaños con un intenso color naranja. 
A un costado de la nave central de la iglesia se puede ver la imagen de San Cristóbal, que en griego significa “Portador de Cristo, uno de los cuatro santos protectores y que es el patrón de la ciudad de La Habana. En las religiones afrocubanas, San Cristóbal se ha sincretizado con el orisha Aggayú Solá, deidad protectora de los débiles, sus creyentes también asisten a rendirle culto.
En su interior se han descubierto tumbas de obispos y personajes ilustres de la ciudad y de Cuba, firmas de miles de manos sobre las paredes, huellas de la esclavitud y el arte de la época.
La Catedral de La Habana está abierta y recibe a visitantes sean religiosos o no, de Cuba y del mundo, a todo el que con respeto y devoción asisten a rezar, a meditar o a recrear y admirar las valiosas obras que atesora a lo largo de siglos de existencia.
Las misas, bautizos, bodas, ceremonias oficiales de la arquidiócesis,  y otras celebraciones que allí se realizan, alcanzan un gran valor religioso e histórico, y es que este lugar se ha convertido en símbolo de la ciudad. Admirado por sus fotografías, dibujos, pinturas, referencias históricas, literarias, cinematográficas y su impresionante hermosura interior.
 Su fastuosa fachada, esculpida en piedra, se considera una de las más lindas entre los códigos del barroco en América. Igualmente sirvió de modelo a seguir para muchas de las fachadas de los palacios coloniales habaneros.
Con sus planos cóncavos y convexos y sus admirables columnas, estremece al ser observada desde cualquier ángulo. Su diseño adquiere asombrosos contrastes de luz y sombra que son favorecidos por el clima tropical. Se ha dicho de su estilo, con auténtica poesía, que su cornisa se encrespa, y sube y baja con la ligereza de una ola de mar, como lo hace en ese edificio. La Plaza donde está situada, y a la que le da su nombre, pareciera por su ubicación que es una plaza cerrada, sin que lo esté realmente.
Alejo Carpentier decía que su fachada era “música convertida en piedra” y José Lezama Lima, afirmaba que con sus curvas, remedaba el oleaje marino.

Caminar por la Habana Vieja y admirar esa maravillosa iglesia, exclusiva del período colonial, es convivir con la tradición de la ciudad  y conocer la identidad de nuestro pueblo, sus costumbres y su cultura. Es poder ilustrar nuestra historia a los que la visitan. 
Es perpetuar su leyenda, su encanto, sus misterios y su distinción.

sábado, 5 de enero de 2019

La más antigua madre nutricia cubana, ejemplo de lucha y sabiduría



“... toda universidad ha de ser,  no madre arcaica, que de un pecho da griego y protoplasma de otro, sino seno moral, que críe, a leche fresca, hombres felices”. 
 -  José Martí


Es imposible pasar por delante de esa insigne escalinata y no sentir un gran deseo de subirla y un profundo orgullo cubano. Es ilusorio no quedar atrapado por la imponente fortaleza y belleza que a la primera impresión te resulta la escultura Alma Mater, que en lo alto de la colina, te abre sus brazos en bello gesto de acogida.

O sentir la añoranza de aquellos momentos, en que, junto a compañeros de juventud participamos en una marcha, compartimos una concentración, cantamos y vibramos ante un concierto, o simplemente, en algún instante, ser un humilde testigo cuando una pareja de novios depositaba su ramo de flores ante el busto de Mella, que situado en el parque que antecede el recinto, forma parte de su historia y de su lucha.

La UH es una institución, perteneciente al  Ministerio de Educación Superior (MES), que acumula una gran riqueza histórica y científica. Muchos y diversos han sido los graduados durante sus largos años de existencia, y que la ha hecho merecedora del reconocimiento, tanto nacional como internacionalmente, por la calidad de su enseñanza y los altos grados científicos que ha formado en sus aulas.

La Universidad de La Habana se fundó el 5 de enero de 1728 por los frailes dominicos de la Orden de Predicadores en el Convento de San Juan de Letrán y fue la primera universidad de Cuba, la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana. Es la universidad más antigua de Cuba y una de las primeras de América.

La mayoría de su arquitectura es ecléctica con componente neoclásico, como símbolo de modernidad. Muchas de sus facultades, a las que su acceso es por pequeñas escalinatas, parecen un templo grecorromano, que al ejecutarlos, aunque en tiempos diferentes, se mantuvo una similitud.

En su primera etapa fue nombrado al fray Tomás Linares del Castillo como su primer rector el que estaría al frente de las primeras facultades: Artes y Filosofía, Teología, Cánones, Leyes y Medicina.

En enero de 1733 se presentaron los primeros estatutos de la institución y no fue hasta agosto de 1735 que no entraron en vigor. Ellos establecían que la dirección se debía constituir por un rector, un vicerrector, cuatro conciliarios, un maestro de ceremonias y un secretario. Y las elecciones para estos cargos se harían anualmente. En este primer tiempo se destacó el importante catedrático Tomás Romay, autor de notables indagaciones en el campo de la medicina y la biología.

La Universidad de San Gerónimo de la Habana pasó a ser una institución laica después de un proceso de reformas, y cambia su nombre en 1850 por el de Real y Literaria Universidad de La Habana. En esta segunda época funda y rige el Museo de Historia Natural y el Jardín Botánico Nacional, desarrollando de esta manera el desarrollo científico de la misma. Contaba en ese momento con las facultades de Jurisprudencia, Medicina, Cirugía y Farmacia.

En estos primeros tiempos pasaron pos sus aulas destacadas figuras como Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Bachiller y Morales, Felipe Poey, Francisco de Arango y Parreño que ayudaron a formar un pensamiento nacional y que llevaron a las nuevas generaciones a implicarse en ideas revolucionarias.

El asesinato de ocho estudiantes de medicina en 1871 acusados con pruebas y testimonios falsos constituyó un hecho trascendental que llega hasta nuestros tiempos. Hoy, los estudiantes universitarios junto a todo el pueblo de Cuba rinden sentido homenaje a aquellos mártires. En estos días los hemos vuelto a recordar con profunda tristeza viendo las conmovedoras escenas de la película cubana Inocencia.
 Otro acto importante de aquellos tiempos fue la graduación de la primera mujer, Mercedes Riba, el 23 de septiembre de l885.

En 1899 se le dio facultades al rector para resolver todos los problemas que la administración española había dejado en la Universidad. Se iniciaba la tercera etapa, convirtiéndose entonces en Universidad de La Habana.
En este período se aplican en el centro las más modernas ideas docentes de la época llevando a cabo el Plan Varona, programa encaminado a reformar la enseñanza secundaria y universitaria en nuestro país durante la ocupación militar de Estados Unidos, y que le fuera encargado a Enrique José Varona por el gobernador militar de Cuba, Leonardo Wood. Y sobre el objetivo del mismo expresó Varona: “…buscaba un cambio radical tanto en la manera de enseñar y de aprender como en las materias de estudio y enseñanza”.  “He pensado que nuestra enseñanza debe cesar de ser verbal y retórica para convertirse en objetiva y científica”.

El 1 de mayo de 1902 comenzó el traslado de la Universidad a la Colina de Aróstegui, conocida también como la "Loma de la pirotecnia", y ubicada en el Vedado pues las condiciones estructurales del edificio de San Juan de Letrán no eran las mejores.
En este tercer período ocurren hechos transcendentales para la historia universitaria. Se funda la Federación Estudiantil Universitaria, el pronunciamiento de los discursos de José Antonio Echeverría, el descenso por la escalinata de la Generación del Centenario en su histórica Marcha de las Antorchas y el valor demostrado por sus estudiantes, son algunos de los sucesos que marcan su tradición.

La Federación Estudiantil Universitaria fue fundada en diciembre de 1922 por Julio Antonio Mella. Las primeras manifestaciones estudiantiles en el ámbito universitario, tuvieron un carácter puramente docente, y luego fueron por la liberación nacional.

Un significativo número de estudiantes de la UH tomó parte activa en las luchas estudiantiles. El pensamiento martiano y el pensamiento marxista coinciden en el movimiento de lucha y reforma universitaria. Hay que destacar la figura de su gran impulsor, y más tarde fundador del Partido Comunista, Julio Antonio Mella, que convencido de que no había reforma universitaria sin revolución se entrega a la lucha.
Se crea el primer Directorio Estudiantil Universitario, iniciando así una forma de expresión política autónoma de los estudiantes. Uno de sus fundadores fue Antonio Guiteras, figura destacada del movimiento revolucionario de los años 30. El joven dirigente político revolucionario realizó algunas acciones armadas urbanas y rurales contra Machado y planificó un plan de asalto al Cuartel Moncada, también sostuvo una intensa lucha contra Grau y otros elementos de derecha que fueron adoptando posiciones cada vez más reaccionarias, y contra Batista, en aquel entonces jefe de las Fuerzas Armadas.
Antes del golpe de Batista, el 10 de marzo de 1952, el movimiento estudiantil de la Universidad, había transitado por una profunda crisis debido a la corrupción y politiquería de sus dirigentes, y algunos estudiantes se opusieron a esa situación imperante y trataron de rescatarlo y depurarlo para colocarlo a la altura de sus tradiciones de lucha, transformándolo en el principal escenario de lucha política contra Batista. Aunque en ese momento el Movimiento Estudiantil era muy diverso ideológicamente, la antipatía hacia el régimen batistiano es el factor principal para agruparse.

José Antonio Echeverría, un joven de carácter alegre y valor temerario, asume, en 1954, la secretaría general de la FEU, entrando la organización en un nuevo ciclo de esplendor, a la altura de la de Mella y sus sucesores. José Antonio gozaba de popularidad y admiración entre sus compañeros por su integridad y valentía. Sus acciones en combate frontal contra la tiranía imperante, pasaron a la historia de nuestro país y del movimiento estudiantil cubano y la Federación Estudiantil Universitaria hasta su prematura muerte, en los sucesos del 13 de marzo de 1957, día en que se intentó ajusticiar al tirano Batista en su propia madriguera, como leería en histórica alocución al pueblo de Cuba, minutos antes de caer acribillado a balazos en las cercanías de la escalinata universitaria, escenario principal de sus luchas.
“Esta universidad de hoy, este estudiantado, estas filas nutridas de jóvenes aquí presentes, nos están diciendo que tenemos derecho a sentirnos satisfechos un día como hoy, y que estamos honrando de manera digna, de la única manera digna con que se puede honrar a los muertos, así estamos honrando a José Antonio Echeverría y a todos los que cayeron aquel 13 de marzo…” (Discurso de Fidel Castro el 13 de marzo de 1962, en la Universidad de La Habana).

A los estudiantes universitarios les ha correspondido el privilegio de marchar siempre a la vanguardia; con anterioridad al triunfo revolucionario en 1959 levantaron su voz para denunciar crímenes y atropellos. Hoy, responsables de la historia de su propio movimiento estudiantil garantizan la continuidad de sus luchas y conquistas.

En 1928 La Habana fue sede de la VI Conferencia Panamericana a la que asistirían mandatarios y representantes de países del continente americano,  entre ellos el presidente estadounidense Calvin Coolidge, por este motivo el presidente Gerardo Machado inauguró varias obras, entre ellas la escalinata de la Universidad de La Habana, que estaba pendiente de ejecutarse y que se inaugura el 17 de enero de 1928. Comienza en la explanada que está frente al edificio del rectorado y termina en la calle San Lázaro. Consta de 88 escalones y 4 tramos de descanso.
En 1933 el Gobierno de los Cien Días, presidido por Ramón Grau San Martín le concedió la autonomía universitaria, dándole cumplimiento a una de las demandas de los estudiantes desde que se iniciara la reforma en 1923 por Julio Antonio Mella.
 Después del Triunfo de la Revolución de 1959 se reabrieron las puertas de la Universidad de La Habana, que estuvieron cerradas por 3 años. A partir de entonces todo el pueblo tiene acceso a la enseñanza en ese recinto y con la Reforma Universitaria de 1962 se depura al estudiantado y al claustro seguidor de la dictadura de Fulgencio Batista.  Asimismo se pone la ciencia en el eje de la enseñanza universitaria.
 A partir de sus objetivos en la enseñanza superior de la Isla nacieron el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, el de Ciencias Médicas, el Superior Pedagógico, el de Ciencias Agropecuarias y las ciencias agropecuarias de Pinar del Río y Matanzas. También los programas de doctorado y otra generación de estudiantes universitarios que le dieron un sitial en la historia.
Consta de 18 facultades, 5 filiales y 20 centros de investigación en diferentes campos, cátedras, museos y publicaciones. Ofrece un Bachiller en Ciencias y un Técnico Medio en Lengua China, en el Instituto Confuccio adscrito a la Universidad de La Habana, 23 programas de doctorados y 68 de maestrías. Posee convenios de intercambio académico con muchas universidades extranjeras y cubanas, firmándose 398 convenios internacionales y la pertenencia a 43 redes académicas y científicas. Cuenta con una matrícula superior a los 24 247 estudiantes distribuidos en 32 carreras y 4 081 profesores, de los cuales 693 son Doctores en Ciencias y 340 son máster. Ha formado alrededor de 1560 jóvenes de países del tercer mundo, representando a 65 naciones.

Algunos nombres de rectores que dirigieron la UH: Juan Marinello, que fue su primer rector tras el triunfo revolucionario en 1959, José Millar Barruecos, Hermes Herrera, José Eustaquio Remedios, Fernando Rojas Ávalos, Armando Pérez, Juan Vela Valdés, Rubén Zardoya, Gustavo Cobreiro, por último, en el reciente 2018, fue nombrada la doctora Miriam Nicado García siendo la primera mujer en asumir dicha responsabilidad.
Foto: Roberto Chile
Contó entre sus alumnos y profesores destacados con Félix Varela, Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte, José Antonio Echevarría, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Ramiro Guerra, Enrique José Varona, Eduardo Chibás, Manuel Moreno Fraginals, Emeterio Santovenia, Felipe Poey, Carlos Juan Finlay, Fidel Castro Ruz.

Honor merece el paso por la UH del guía de la Revolución Cubana Fidel Castro. Ingresó a la Facultad de Derecho en 1945 y allí profundizó su formación política y de hombre de leyes que materializó para Cuba y el mundo, defendiendo las causas justas en el bufete ubicado en Tejadillo 57, en La Habana Vieja, donde ejerció como abogado entre 1950 y 1952; y sirviéndole para pronunciar su histórico alegato de autodefensa conocido como La Historia me Absolverá, que valió para iniciar nuevas e importantes medidas en beneficio social para el pueblo cubano, así como en los escenarios internacionales al desarrollo y la paz de los pueblos más desfavorecidos y la integración regional. La Universidad le sirvió además de tribuna para dirigirse siempre a los jóvenes.
Su legado queda históricamente en la cátedra dedicada al estudio de su pensamiento y su obra, en las imágenes que prueban su paso por la insigne institución, y sobre todo, en los estudiantes, continuadores de sus ideales.
Mostró su ejemplo y convicción cuando dijo: “Fue un privilegio ingresar en esta universidad también, sin duda, porque aquí aprendí mucho, y porque aquí aprendí quizás las mejores cosas de mi vida; porque aquí descubrí las mejores ideas de nuestra época y de nuestros tiempos, porque aquí me hice revolucionario, porque aquí me hice martiano y porque aquí me hice socialista”.

Preside la escalinata una escultura que resultó emblemática de la institución. La efigie Alma Mater, realizada en 1919 por el artista checoslovaco radicado en Cuba, Mario Karbel. La obra, que con los brazos abiertos da la bienvenida a los estudiantes, fundida en bronce e inspirada en dos cubanas: Felicia Villalón, joven de 16 años, para la cabeza, el rostro y el cuello, y en una habanera mestiza de constitución madura y maciza, para el resto del cuerpo. En los costados del trono de bronce en que aparece sentada, el escultor dejó grabadas en bajorrelieve figuras alusivas a las artes y las ciencias que allí se enseñaban, representadas por diosas con objetos que identifican la ciencia o arte en cuestión.
El término de Alma Máter, madre nutricia, se aplica a las universidades para expresar que las mismas son madres que nutren de conocimientos, cultura y espíritu profesional.
En octubre de 1906 se inició la edificación del Aula Magna y se inaugura en 1911 después de concluida su construcción. Los interiores del edificio, en donde reposan los restos del pensador cubano Félix Varela, fueron decorados por el pintor cubano Armando Menocal y Menocal con 7 grandes frescos que representan la Medicina, las Ciencias, las Bellas Artes, el Pensamiento, las Artes Liberales, las Letras y el Derecho, rindiendo homenaje a profesores cubanos ilustres que se destacaron en la historia científica de la Universidad. Simbólicamente se seleccionó una figura destacada por cada profesión y cuatro lemas en latín, inscritos con letras doradas a ambos lados del escudo nacional, completan la decoración.

En 1936 se inicia la construcción de un nuevo edificio para la Biblioteca de la Universidad, lo que se hizo necesario debido a su crecimiento, y se inaugura en 1937. En su vestíbulo una tarja de mármol reproduce el pensamiento: "Tú das los consuelos; tú das el descanso a la preocupación; tú eres la medicina del mal". En 1961 toma su nombre actual de Biblioteca Central "Rubén Martínez Villena", y en 1962 se convoca a un concurso para erigir el busto que se encuentra en el vestíbulo de la misma.

La UH cuenta también con un estadio en donde se celebran los juegos deportivos universitarios con más tradición en el continente, los "Juegos Caribes" de los que han surgido destacados deportistas conocidos por sus resultados internacionales. Atendiendo a esa tradición deportiva, en los planes de estudios de todas las Facultades la asignatura de Educación Física es obligatoria durante al menos dos años.

Por la Ley de 11 de agosto de 1919 la Universidad de la Habana quedó autorizada para otorgar grados académicos honoríficos denominados por tradición Doctor Honoris Causa. Tal potestad quedó recogida asimismo en los Estatutos Universitarios de 1942 y posteriormente en la Ley de Reforma Universitaria, de 1960. La Ley del Sistema de Condecoraciones y Títulos Honoríficos (Ley número 17, de 28 de junio de 1978) derogó toda la legislación honorífica universitaria, pero su fuerza es tal que aún hoy, con poco rigor normativo, se continúan otorgando los títulos Doctor Honoris Causa, así como casi todas las instituciones universitarias del país, aún sin estar autorizadas a ello, conforme el principio de legalidad de la actividad administrativa.

Preserva un rico patrimonio desde su arquitectura, artes plásticas, archivos, documentos históricos, bibliotecas e instrumentos científicos y tecnológicos. Es un lugar orgullo de los capitalinos y de todos los cubanos por mantener, desarrollar y prestigiar sus profundos valores educacionales y éticos-morales. Encargada de custodiar y cuidar estos bienes, así como para conducir y asesorar la gestión de su caudal, fue creada en el 2010 la Dirección de Patrimonio Cultural Universitario.  El 10 de octubre de 1978 fue declarada Monumento Nacional.

Se dio a conocer recientemente que la Universidad de La Habana quedó ubicada entre las 20 mejores universidades latinoamericanas con vistas al año 2019, de acuerdo con el QS University Rankings Latin America. Este lugar otorgado se fundamenta por la calidad del claustro, por los doctorados científicos, los conocimientos, las investigaciones. La relación de los alumnos y profesores, su información visible en internet e intercambios académicos, así como el prestigio académico que se avala a través de encuestas independientes en Cuba y todo el mundo.  Además la coloca entre las 500 mejores de todo el mundo.

En su misión y objetivos actuales prevalece el espacio a la reflexión, la creación de conocimientos científicos y tecnológicos y la formación de valores. De esta manera contribuye a la continuidad histórica de la Revolución Cubana y al enriquecimiento cultural de toda la sociedad.
Es fundamental su empeño para jugar un papel principal en el desarrollo, difusión y aplicación de las ciencias sociales, naturales, económicas y exactas y en la formación de profesionales, basándose en los principios éticos de nuestra patria y protagonista importante de la Revolución.