- José Martí
Hay veces que pensamos y planeamos, y hasta lo vislumbramos, cómo serán los próximos días, meses y hasta años, en nuestra vida; pero no esperamos, ni imaginamos, que en un segundo, con un solo giro, nuestro futuro pueda cambiar. Puede ser para bien o para mal, pero cambiar.


Este triste accidente me ha
permitido valorar la vida en mayor escala, he constatado muy de cerca el amor,
la amistad y la solidaridad de mi familia y amigos, proporcionándome una
felicidad infinita.
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Hospital Salvador Allende |
Él, joven de apenas 31 años, sencillo, cariñoso, respetuoso, humano, y, un profesional a toda prueba. También supe por otro operado, en mi primera consulta postoperatoria, que es de la cuarta generación de ortopédicos en su familia. Tradición que lleva con orgullo añadido.

Los aquejados de ortopedia y
traumatología sufren mucho por lo doloroso y el largo período que requieren
para los tratamientos y su recuperación; sin embargo, en su consulta, siempre
atestada, se escuchan gratas opiniones de su profesionalidad y carácter. Oí a
más de una persona comentar que ya no esperaban restablecerse, y gracias a su
atención, volvieron a caminar.
Mantener su cuidado y cariño
invariable, con todos y cada uno de sus diversos enfermos, recibirlos siempre
con un beso, su mano tendida, con delicadeza, respeto y atención desmedida, eso
es un valor agregado que aumenta su función y sus atributos.
Aunque muy joven,
seguramente tiene acumulada una gran experiencia en su carrera, obtenida de sus
enfermos y sus distintas patologías, y así lo demuestra en su responsable quehacer
diario.
Muchas veces escuchamos de
la preferencia y el valor que les dan a los galenos de más edad, por su
práctica, su título, prestigio o su renombre. Es cierto que es importante tener
un reconocimiento en lo que se hace, pero no siempre es suficiente.
