Foto: Xavier Carvajal |
Lo que ocurre en el pasado
vuelve a ser vivido en la memoria.
John Dewey (1929-1968)
Religioso
estadounidense
Nunca deja de emocionarme, por más veces que asista o más obras que vea.
Nunca deja de sorprenderme, nunca deja de calarme en lo más profundo.
Argos Teatro, el grupo de Carlos Celdrán pasó a ser para mí una
adicción desde la primera vez que tuve el privilegio de poder disfrutar una de
sus puestas.
Nunca más he podido desprenderme de estar siempre, una vez y otra, y más… tratando de estar en la fila primera,
ahí, donde pueda tocar a los actores, desde donde pueda devolverles la ira, el
llanto, el beso, el drama, que siempre comparto con ellos en cada escena.
Allí estaba de nuevo, en la pequeña salita, en la primera fila con las
mismas inquietudes, para deleitarme con “10 Millones”, escrita y dirigida por el
dramaturgo Carlos Celdrán, Premio Nacional de Teatro.
Con pocos diálogos, en una forma muy peculiar de narración, en ocasiones
con un solo personaje en escena convirtiéndose en un franco monólogo, se
desarrollan los acontecimientos que van transitando desde 1969, víspera de
la “Zafra de los 10 Millones” en 1970, los sucesos de la embajada de Perú que
dieron lugar a la salida del país por el Mariel en los años 80 hasta las
frustraciones, dudas, afectos, soledades, nostalgias y verdades que muchos han
sufrido en carne propia.
Foto: Xavier Carvajal |
La escenografía de “10 de Millones” cuenta con una sencilla plataforma
donde van pasando consignas y recuerdos de la época y sus realidades.
El elenco lo inicia el excelente veterano Waldo Franco como el autor, tejedor y conductor de los
sucesos de la obra, significando varios personajes, siempre brillando, siempre mejor.
Foto: Xavier Carvajal |
Me estreno en el trabajo de Maridelmis Marín, la madre egoísta, ausente, mandona, llena de poder e irreflexiva pero
muy orgánica y concluyente en su papel.
Foto: Xavier Carvajal |
La actuación merece un ¡bravo! Ya en el final los despedimos, todavía
estremecidos con lágrimas en los ojos, con aplausos y aplausos, ovación tras
ovación.
Con la pasión y su evocación en esta función, el director y su compañía
están cumpliendo 20 años, los que siempre nos acogen con mucha sencillez,
humildad y experiencia en su sede sita en Ayestarán esquina a 20 de Mayo en el
municipio Cerro.
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